miércoles, mayo 07, 2008

(YO INCLUIDO)

(Yo incluido)
Daniel Navarro




La ciudad engulle todo. Gatos, gente, sueños, la ciudad es irrepetible, insustitible, la necesitamos para lograr la ansiada autodestrucción, para deshacer nuestra propia esencia, nos fascina, y nos crea. Nos anhela y la fornicamos cada noche, en multitud, en solitario. Sus calles son apenas los respiros e insultos que se cruzan en las esquinas y tuercen el sentido de las palabras. La ciudad emerge cada vez que se llama por teléfono, cada vez que se enciende la bombilla, cada vez que se proyecta la película. La hembra de la ciudad es ella misma, igual que el macho, ciudad hermafrodita que se autopoliniza, incestuosamente. Sin otra finalidad, la ciudad repta a sus alrededores y crece en cada palabra que te escribo, con cada mueca que haces al leerme. Hambre de cemento, de alambres, se alcanza a discernir su lenguaje cuando todo está en silencio. La ciudad es verdugo de los transeúntes que se atreven a desobedecer las reglas, aniquila a los poderosos, ilumina a los indigentes. Los sin hogar son sus predilectos, (yo incluido), los que desde la eterna pobleza de una barranca, desde las cloacas, admiramos la fina hechura de sus sentimientos. La sacralidad de la basura en un tierno bosque de oyameles que se niega a morir. Ciudad perversa, sucia, desordenada que todo engulle. Perros, alimañas, sentimientos, futuro. Visiones de un arquitecto sin rostro que en desafío nos plantea mundos sin mundo.






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Acerca de mí

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Cancún, Mexico
Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.