martes, enero 01, 2008

INDECENCIA

Indecencia
Daniel Navarro


Me abrazó y le dije que me gustaba. La había visto acercarse y mover con cadencia a todo el edificio en cada paso que daba. Su cuerpo hacía mecerse las paredes como si estuviera todo el conjunto en un mar adentro. Sus brazos me rodearon y sin más, me besó. Hablamos de lo que se habla al principio con desconocidas, pero escapamos de inmediato de esa prisión y ahondamos con los ojos a distancia del aliento, en los porvenires efímeros, en los juramentos que tienen el color del metal fundido, en las manos recorriendo entre la obscuridad los cabellos... Ella y yo tuvimos una plática indecente. Por tres horas recorrimos no sé cuántas cosas, y nos alcanzaron los minutos para no saber a final de cuentas, nada. Al traerme la cuenta, unos decentes billetes eran prueba de mi malgastada sobriedad. Salí del lugar y todavía veía que las paredes se movían. "No puede ser, ella no está aquí," pensé, y la busqué con la mirada. Estaba cambiando las fichas por su ganancia. Busqué la salida y con equilibrio salí casi al amanecer sumergido en una felicidad marina. Las luces eran frescas, era el comienzo de un nuevo día. Tomé un taxi para que me llevara a no sé dónde. Mas yo deseaba seguir con ella, prologar la indecencia. Quería seguir aspirando el calor de su aliento disolviendo mis facciones, acariciando su cintura. Quizás por ello, para buscarla en mis sueños, todavía no despierto.

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Acerca de mí

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Cancún, Mexico
Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.