sábado, abril 26, 2008

OCTAVIO PAZ: LAS RAFAGAS DE UNA VIOLENTA HISTORIA DE GUERRA

Octavio Paz: Las ráfagas de una violenta historia de guerra
Daniel Navarro




Para alguien como yo, casi todas las cosas aparecen tardíamente. Es quizás una forma de ser, o una cierta intrínseca necedad con la cual he tenido que pelear toda esta vida. La presencia de Octavio Paz es uno de esos casos que se lamentan en mi interior no refiriéndome a lo poco que pudiese quedarme de existencia, sino al hecho de que llegó demasiado tarde. Y no sólo eso, Paz llegó en forma voluminosa, acarreando una serie de rodajas sangrientas que todavía se deslizan por los caminos colectivos de la patria mexicana.

Su idea política no era extraña ni incitadora. El problema era la forma de plantearla. Su idea poética no es abstracta, sino que toda su forma de ser es un algoritmo. La sexualidad de un poeta sirvió para terceros abrevando en el infinito caudal del morbo.

La enfermedad de Paz me llegó un día no sé cómo, al escritorio, y le escribí una carta deseándole pronto restablecimiento. Yo vivía en un punto del caribe Mexicano. Un desconocido, era impensable que yo me atreviese a enviarle una nota.

En la geometría intelectual, la izquierda de Paz no existe. No al menos en el concepto de izquierda mexicana, esa profunda aberración digna de la continución de la clásica novela de Mary Shelley. La izquierda de Paz es un adversario intelectual abstracto, filosófico.

Paz se catalogó de derecha, por varias razones: porque aparecía en Televisa, porque despreciaba a la izquierda, por sus irritantes conclusines acerca de temas simbólicos, íconos de la izquierda: Cuba y derechos humanos, democracia en países de Europa Oriental, y no muchos más. Con eso era suficiente para tildarlo de derecha. Además no hay que olvidar que se le otorgó el Premio Nobel. Eso irritó hasta al más mesurado. No obstante, Paz no podía ser de derecha. Abiertamente decía que extrañaba a la izquierda como interlocutor. Esas no son palabras de derecha. Abiertamente escribía ideas de provocación.

Paz no puede aparecer con letras de oro en el Congreso de la Unión. En una extraña iniciativa de algún legislador, se propuso que se fundiera oro y se construyeran las letras que conforman su nombre. Una vez hecho esto, las letras se integrarían a una lista de personajes que adornan la fachada de una pared. No obstante, dicha iniciativa no prosperó porque se adujo, después de un análisis (profundo análisis quisiera decir, pero ya sería especulación de mi parte), que sólo los que contribuyen a la formación del Estado, pueden estar inscritos ahí. Los legisladores dijeron que Paz es un hombre ilustre, y que para eso está la Rotonda de los Hombres Ilustres. Punto.

La ráfaga de una violenta historia de guerra. No contribuyó a la formación del Estado. He tenido varias charlas con personas estudiosas del tema “Estado Mexicano”. Complejo. Hubo algunas voces de intelectuales mexicanos (pocas) que emitieron su desacuerdo. Yo coincido con los legisladores: Paz no contribuyó con la formación del status quo, esa malformación congénita llamada “Estado Mexicano”. Es más, creo que a Paz le resultaría vergonzoso que los legisladores mexicanos aprobaran que su inclusión. Se mancharía su nombre. Algún día, cuando la patria mía sea verdaderamente venturosa y justa, seguramente alguien recordará Piedra de Sol, y escribirá: “Un sauce de cristal, un chopo de agua, alto surtidor que el viento arquea”.

A veces pienso que el hecho de que aparezcan tardíamente ciertos eventos, es una forma de que se propaguen en mi existencia, y que apenas estén surgiendo no sólo en mí, sino en el universo entero. Si esto es cierto, Paz estará ahora en Vuelta, escribiendo acerca de La Llama, o Sor Juana, o acaso esté escribiendo algún ensayo sobre pintores franceses. En una trinchera, malgastando los dientes en discernir lo que en el interior del pensamiento florece, y la manera de transmitirlo.

El árbol del pensamiento, la arquitectura del pensamiento en cada rama y la raíz en lo profundo del tiempo. Paz es el latido de letras que dieron forma a una existencia extraña. No se sabe en qué tiempo nació ni el tiempo de su muerte. Es un espectro, una ráfaga en la oscuridad. El recuerdo, su recuerdo, es la vida traspuesta de la persona con quien se habla, cuando no se habla con nadie.








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PUNK GIRL

Punk Girl
Daniel Navarro



Gone. Forever. She disappeared completely. I do not recall our last goodbye. Perhaps there was no farewell, no sad fanfarre, no Mozart's requiem. Pricking memories out of my personal dust, I go to the attic in my head, I remember her two-bedroom, small-kitchen, quietly grading papers, and having me there. Coffee pot whistling. Embarrasing: her roommate got completely surprised to see a guy in her living room one Sunday morning. I lied, I betrayed, I did what a married man is not supposed to do. I cheated. No excuse, no even an attempt to.

She wanted to make love in the road. Right In the middle of if. How can a woman come up with such strange fantasies? I was doing fieldwork in a National Wildlife Refuge. I drove her to see the thick brushland and oak forest interspersed, as well as the loneliness I used to enjoy there. She started to undress while I was driving. Five minutes later, all naked, asked me to stop. I parked. Her skin was part of the horizon.

You remember her smile? We were at M's and his brother flattered her on her haircut. All punk. She was a punk outside, innerside she was a writer, an artist. A beautiful illinoian punky girl.

That night. Javelina Stadium. Hard. Chisel. Freezing. Stattering. Mumbling. That night, the she told me. We decided no. Told her I loved her. I would support her in whatever circumstance beyond the immediate that was about to come. Hammer. A deep dive. Went to Austin. Harsh. The attic in my head is still a lonely place, perhaps that's why I keep it shut. Perhaps you never knew this.

She took off. Or perhaps I left her. As usual. Memories take the role of real life when the latter is a different world. I feel guilty of causing pain, Plea guilty of making her and other women, suffer.

My gray hair, you saw it. Yes. That is a new look after a few years, My life is quiet, perhaps I will move to a cabin in the middle of a fir forest.

Men are enigma, you say. Yes. A true enigma. I agree. Perhaps she will appear sometime in the future. I still remember her voice. [If you happen to read me: "Howdy"]

Thanks for bringing memories this afternoon.

Besos





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miércoles, abril 23, 2008

ANDÉN

Andén, tu carta
Daniel Navarro


ángel de la guarda, dulce compañía, chavo con playera de méxico 70, snickers idos, chela como dodó: extinta y ni sus restos. Fruta con chile y limón: wow, tarde con lluvia: wow, tarjeta mental de sonrisa: wow, algo de utopías de Tomás Moro: escribirle a desconocidas. Mucho ojo. Sí, algo hay de eso, somos más desconocidos que antes, antes al menos no nos habíamos visto, hoy sabemos que...

bueno, hora de la siesta de la tarde, es impresionante el número de laptops en el aeropuerto, todo el mundo con la suya, no me desampares ni de noche ni de día, no hay que llorar, que la vida es un carnaval, hace mucho tiempo que...

ayer temía quedarme dormido, casi no he logrado conciliar el sueño estas noches, estoy intranquilo, ¿se avecina una tormenta? Nunca he creído tener las dotes de pitoniso, pero ahora que...

he puesto dos cartas que te escribí: reforma y otra, en mi blog, es curioso, algunas cartas, algunos trozos de texto me gustan tanto que los recorto y los pongo en mi colección de textos, no te había dicho, pondré este texto? no lo sé, puede que sí, aunque también puede que no, quizá porque...

de un tiempo para acá, algo pasa, no sabría precisarlo, termino la carta directamente desde el blog, se puede? no lo sé, ángel de la guarda, dulce compañía, no hace mucho tiempo, desde que...






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sábado, abril 19, 2008

VIRIDIANA

Viridiana
Daniel Navarro








--¿Por qué lee mis cartas? –le pregunté azorada al ver que desgarraba una esquina del sobre con los dientes y después la abría por completo. Desdoblaba las hojas y las repasaba cuidadosamente, siguiendo las letras con la boca.

--¡No puede hacer eso! –le insistía, aunque no me atrevía a arrebatárselas. Una vez leídas, las volvía a colocar en un sobre nuevo y lo rotulaba con cualquier nombre y dirección. A veces copiaba de otros sobres, pero la mayoría de las veces inventaba el destinatario. Cuando terminaba de escribir, pegaba los bordes con una goma pegajosa que se acumulaba reseca en un pomo plano y pequeño de vidrio. Me la mostraba y me preguntaba:

--¿Esa dirección es correcta?

--Sí –le contestaba tras leerla y descubrir que siempre era diferente--, cualquiera está bien.




“Desde que la conocí, abría mis cartas con la excusa de siempre, para asegurarse que no tuvieran ningún objeto punzo-cortante. Evidentemente era apenas una pálida explicación. Invariablemente las leía y al final me sentía yo mejor.

“Quizás yo soportaba estoicamente que ella leyera lo que escribía porque de alguna manera intuía que la gente no sabe lo que está haciendo cuando le está cambiando a uno su vida, y ella estaba cambiando la mía al escuchar el contenido de mis letras. Creo que entendía perfectamente el significado de la soledad. Me hubiera gustado agradecerle. Nunca tuvo idea, aún hoy el recuerdo me conmueve hasta las lágrimas. A lo mejor ya no estaría aquí, escribiéndote. En fin, a veces la vida es muy hermosa.”

“Viridiana se llamaba. Era empleada de la Oficina de Correos en la ciudad de México. Poco supe de ella, aunque adivinaba por su acento, que había vivido en el puerto de Veracruz. Alguna vez le pregunté pero evadió el tema. Algo me comentó de un gran amor con un ejecutivo, pero el final no había sido feliz. Opté por abandonar mis pesquisas porque mi propia soledad era tan agobiante que no me permitió conocerla a ella en mayor dimensión.

“Mi amistad duraría casi dos años, cuando semana a semana me aparecía en la ventanilla de estampillas y se repetía el rito de lectura tras desgarramiento de la carta, y nuevo rotulamiento.

“Posteriormente cayó enferma. Dejó de asistir. Cáncer fulminante.

“Alguien me dio su dirección. La capilla ardiente estaba solitaria.

“Cuando fui ayer a la ceremonia luctuosa, me acerqué al féretro a depositar una rosa y mi última carta. Dirigida a ella. Le daba las gracias por lo que había hecho por mí durante mis tiempos de ausencia y soledad. Con mis letras le agradecía infinitamente el que hubiera estado siempre leyendo mis cartas dirigidas a un anónimo destinatario, tan desconocido como inexistente.

“A veces creo que era una criatura marina. Cuando levanté la ventanilla para mirarla por última vez, estaba acomodada en el lecho final, acolchonado de satín. Mi mirada buscó sus ojos, diciendo adiós. Repentinamente, su cuerpo se cubrió de una tinta espesa de color morado oscuro. El líquido emanaba de todas partes no obstante, no se adhería a la tela interior del féretro.

“Por supuesto que ninguno de los vigilantes en la capilla ardiente me creyó cuando les pedí que vinieran a ver el cuerpo envuelto en tinta...

“No sé por qué te escribo esta carta si a final de cuentas eres un destinatario anónimo. La dirección que he puesto al sobre la invento y cualquier pueblo es apropiado.

“Mas, alguien debe saber que extraño a Viridiana. Nunca más la veré...”





II
Repentinamente todo quedó en silencio. La historia fue truncada cuando un pescador levantó los anzuelos y descubrió que en uno de ellos, un pulpo se retorcía. En el fondo marino, la topografía era rugosa y serena. La voz que arrullaba a los corales y a las esponjas había sido la del pulpo hembra que en ese momento desaparecía más allá del cielo de la superficie del mar. Ya no habría más historias. El mar se tornaba en una sala vacía. Las barracudas emprendieron su nervioso nadar en círculos. Los abanicos de mar, los corales y los nudibranquios perdieron su color.

El pescador desenganchó del cuerpo del pulpo hembra ese objeto punzo-cortante llamado anzuelo. Repentinamente, algo le llamó la atención. El motor se detuvo. Entonces se preocupó tanto que descuidadamente corrió para revisar y reparar la máquina. El pulpo cayó en una orilla envuelto en un dolor infinito. Su cuerpo rodó sin forma, la superficie de fibra de vidrio ardía.

Sin agua, con el sol encendiendo su piel, la brisa le reanimó los últimos momentos cuando la lancha se movió una vez reparado el motor. Intentó mover sus tentáculos, pero fue imposible. Sabía que había llegado el momento para cesar en su contar de historias que solventaban su soledad. El pescador dio un giro y regresó al campo de pesca. No se percató cuando el pulpo hembra emitió una carga de tinta, cubriendo su cuerpo con un color morado oscuro.

Debajo de la superficie del mar permanece un silencio inesperado. Las historias se acallaron desde entonces. Los abanicos solitarios y las esponjas se consuelan en el ritmo de las olas mientras las barracudas continúan su nervioso nadar en círculos.






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FRANCESA

Francesa
Daniel Navarro




Cuando le pregunté a mamá acerca de mi padre, me pareció que su respuesta ocultaba una sombra de dolor: me dijo que había sido fulminado por un rayo cuando se encontraba pescando y que su cuerpo se había extraviado en el mar. La mirada de profunda tristeza de ella me orilló a no querer indagar más y no volví a tocar el tema, hasta hace poco. La brisa en los poblados de pescadores es escasa y densa, pareciera que acarreara sargazo y lluvia. Mi niñez fue transitoria, pocos años de recuerdos tengo. Excepto algunos escasos y áridos juegos, mis recuerdos son extraños y asociados a los innumerables sitios donde vivimos por cortos períodos. Creo que todo eso contribuyó a que no haya podido entender mi zozobra.

--Mi pueblo no era grande, por lo que su extravío no había pasado desapercibido. Ya habían tenido noticia de que el prófugo de la silla eléctrica se las había ingeniado para cruzar el río que infructuosamente serpentea para tratar de separar destinos. Cubierto de lodo y semillas de sorgo, el espectro alcanzó uno de los canales que llevan a la ranchería donde el salitre avienta costras sin misericordia sobre los rostros del anonimato. El prófugo habría dormido en el abrigo de la libertad que brinda la lejanía de las rejas impuestas por ideas fundamentalistas y abominables. Él era parte de aquello que esa sociedad repudiaba y por ello le habían marcado la pena de muerte.

--Yo lo imaginaba rapado, tras las rejas en espera del perdón divino. No obstante, una serie de circunstancias lo habían llevado a un instante de gloria: el reo aprovechó miradas ciscunspectas, alianzas efímeras y sanciones predispuestas... y lo logró. Cruzó la puerta, se perdió en la noche sin rastro para los perros de guerra.

–Cuando lo conocí, no pude articular palabra, de miedo. Su calvicie cubierta por un gorro de campaña de un rojo intenso. Trazó los laberintos del extravío en cada una de las ciudades que se interpusieron en su andar, pero nunca perdió el sentido del sur. Tras dos noches de rondar por la ranchería donde vivía, por fin se dejó ver. Sus ojos verdes y cabello castaño no pasaron desapercibidos, más cuando trataba de disfrazar su lengua natal y pasarla por española. La risa de los que lo escuchaban provocaba un relajamiento de la tensión.

–“Jean Luc” fue entonces cuando me dijo su nombre, acompañando la voz con muecas y movimientos en manos y dedos.

--La salada esencia de la vida ocasionalmente se retuerce en la miel de un sendero desconocido. Jean Luc se integró por casi dos años a la vida de jornalero y la sombra de la persecución casi se desvaneció entre la pizca de algodón o cosechando sorgo. En ese tiempo, mi embarazo me provocaba náuseas pero intentaba aliviarlas con tragos a un fuerte licor que había encontrado en el pueblo y que se había hecho de su predilección.

--No obstante, es bien sabido que el olfato se desarrolla con la adversidad, y gracias a ello, la esquiva estrategia implicó mudarse con frecuencia de poblados, buscando alejarse de la frontera. mi amor por Luc se hizo adoración al ver su fortaleza, su deseo de salir adelante, por eso con mi vientre hinchado, en nómada por él me convertí. El paso por los campos agrícolas los convertía en momentáneos espantapájaros, suplantando inmediatamente a las aves en la rapiña de mazorcas, zanahorias y remolachas.

–Mis pasos sobre el lodo dibujaron el sendero desconocido de la felicidad, no descubrí otra cosa que el romance al aire libre, ternura de embarazo, muchedumbre de tres simultáneos que conciben el cauce en la brisa y la marea del follaje de los árboles.



El día que salió a pescar –me dijo mi madre--, había sido anteriormente noche de tormenta. Confió en su instinto y se adentró sin compañía en un mar que era adverso. El oleaje, los sonidos desconocidos de voces que no habíamos escuchado con anterioridad. Azules uniformes como las olas luciendo condecoraciones de un espacio vacío. Le grité al mar que no se lo llevara, le imploré y luché con nuestros cuerpos. Jean Luc me dijo que regresaría para conocer tu sonrisa (“Francesa” te llamaba) y que confiara en el viento del norte. Me dijo que éste lo retornaría en un otoño de nuestra existencia. Poco después le cayó un incendio por el cuerpo y quedó a la deriva en un mar donde se extravió su cuerpo.



Hoy desciendo de este vagón de ferrocarril y la tarde es fría, anteriormente la noche había sido de helada. Vine a ver a mi padre. Percibo que habla y me hundo en un mar de verdes miradas, como los ojos que le heredé. Imagino su acento que intuí y adopté desde niña... La marea de sentimientos se me precipita en una tarde de otoño, en este viento gélido que me revuelve el cabello. Las manos me tiemblan y deposito un pequeño ramo de violetas sobre el pasto. La sensación en ese instante cambió y repentinamente el clima de hielo se disuelve en una sensación de quietud. Siento que mi cuerpo se hincha de viento frío, contengo en mi cuerpo una fuerza capaz de volver la marea. Movida por un extraña y pacífico motivo, desando el camino y llego en la noche para esperar el ferrocarril que me llevará de regreso.

El camino del sur es siempre más cálido.






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LA SELVA DE INGRID OLMSTED

La Selva de Ingrid Olmsted
Daniel Navarro



“Olmsted de Homestead”, era una de sus bromas cuando la conocí, ya que rimaban su apellido y la ciudad de donde provenía, en las cercanías de los Everglades de Florida, allá por 1985. La Doctora Ingrid Christine Olmsted fue una destacada investigadora de la ecología tropical de Quintana Roo y Yucatán, ambientalista de corazón. El documento que presento es una recopilación del pensamiento científico producto de su trabajo respecto a la ecología, conservación y manejo de selvas tropicales. Con ello le rindo un homenaje póstumo.

Pensamiento ecológico número1.- No se encontró evidencia que el paso de los huracanes en la Península de Yucatán presente impactos significativos sobre el bosque tropical maduro. En ausencia de incendios forestales, el impacto sobre la estructura forestal se manifiesta como una pérdida en el área basal general del bosque, así como en extinción local de árboles de Brosimum (ramón) y de otras especies.

Pensamiento ecológico número 2.- Las modificaciones introducidas por la acción humana se manifiestan en forma severa en los cultivares de arroz de la zona sur de Quintana Roo, asimismo, el cambio de uso en las áreas ganaderas del sureste de Quintana Roo, y en la sucesión vegetal a partir de plantaciones de henequén en el Estado de Yucatán.

Pensamiento ecológico número 3.- La palma de chit es considerada por la norma oficial mexicana como amenazada debido al uso intensivo y al cambio de hábitat, por lo que existe una veda total sobre la extracción de chit, provocando su tala clandestina y sin control. Un cambio en la norma oficial mexicana puede lograrse mediante una propuesta de plan de manejo para esta especie, basada en estudios de dinámica poblacional, por lo que es necesario desarrollar los planes de aprovechamiento de dichas poblaciones, de tal manera que se garantice su conservación y la generación de fuentes de ingresos para los pobladores locales.

Pensamiento ecológico número 4.- La investigación científica en la conservación ecológica es prioritaria. Ingrid trabajó en varias áreas, desde los humedales de Florida, el Jardín Botánico de Puerto Morelos, el área de barras arenosas de Holbox, el parque nacional Dzibichaltún, todos ellos áreas naturales protegidas.

Pensamiento ecológico número 5.- Desarrollar líneas de investigación específicas para la selva baja inundable. Ella es una pionera en la generación de conocimientos sobre una forma especial de selva que se desarrolla en áreas con gran stress por inundación. Estas formas de vegetación son peculiares y originan gran cantidad de adaptaciones para resistir los extremos de inundación por agua dulce y la sequía estacional.

Las contribuciones de la Dra. Olmsted se ampliaron a otros campos relacionados con las selvas bajas inundables, en particular en aspectos de coevolución de organismos asociados a las bromelias. Asimismo, a partir de Florida emerge su experiencia en el manejo de información de grandes áreas, particularmente a partir de su destacado mapa de vegetación de Shark Slough en los Everglades, originalmente elaborado a principios de los ochenta y actualizado en 1997. Esta experiencia fue puesta en práctica con sus esfuerzos por establecer un mapa de los tipos de vegetación para la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, a través de los esfuerzos de los pioneros en el establecimiento de esta área natural protegida de Quintana Roo.

Ingrid Olmsted recorrió infinidad de caminos pero no creo que haya habido nada tan especial como las veredas de Sian Ka’an. Estas veredas significaron mucho para ella. Particularmente en los tiempos de gestación de esta área, recopilando la enorme base de información que se gestó para formular esta iniciativa.

La conservación ecológica, la reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, las tempranas discusiones en Tulum y en Felipe Carrillo Puerto para el programa de manejo de la reserva, el Jardín Botánico Alfredo Barrera, todos estos fueron aspectos importantes en las investigaciones científicas de una investigadora de raíces germanas, solitaria, amable, compleja, inteligente, irreductible.

Entre Sian Ka’an y ella se desarrolló una relación especial, imperecedera, y lo muestra su decisión de que su cuerpo fuera cremado y sus cenizas esparcidas en la reserva ecológica. Sian Ka’an recibió las cenizas de un ser humano que le dedicó años de su vida de mujer, para integrarlas a su ecosistema. De esta forma, en Sian Ka’an los restos del cuerpo viviente de Ingrid son parte inmortal de las raíces, las hojas y el rocío de las mañanas. En Sian Ka’an las manifestaciones de amor, compañerismo, esperanza y cura contra la fatiga, fueron inesperadas, ocultas, crípticas, encerradas en el movimiento de las hormigas y de los colibríes alrededor de las bromelias.

La última vez que vi a Ingrid Olmsted fue durante la presentación del libro sobre el Jardín Botánico en Puerto Morelos, hace varios años. “No recordaba cuán blanca eres” le dije a Ingrid, sorprendido por el color de su piel. Ella se rió y me dijo: “es que tienes mala memoria, Daniel.”




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PINGÜINO DE MAGALLANES

Pingüino de Magallanes
Spheniscus magellanicus
por Daniel Navarro


Una rosa es una palabra de aliento,
un beso de vigilia, un andar en silencio.
He leído tus últimas cartas,
esas donde me revelas tus acontecimientos,
lo que pasa por tu existencia.
Las he vuelto a leer muchas veces, tanto
que casi me aprendo tu acento al
hablar.

Un amén es el término de la oración, la clausura del abrazo,
la sonrisa tuya justo antes de entrar a la oscuridad total.
He percibido los cambios,
los caudales de las clepsidras,
los andares de tu preciosa existencia.

Imagino lo que vendrá,
los caminos que se recorren de antemano,
los pozos en cuya agua se anticipa la sed
de mi boca por la tuya.

He ido al fin del mundo
contigo,
sin más armamento
que tu nombre para conquistar un continente.
He dormido contigo, he sentido tu abrazo,
tu voz que me llama para decirme que amanece
mientras estoy en entre sueños.

Algunas canciones atraerán algo del momento
de otras personas que nos moran desde el pasado
y nos sobreviven para el futuro,
las citas inconclusas, los besos que permean en la atmósfera
cálida de la primavera.
Casi termina tu verano,
mi invierno todavía no cesa de morir.
Pero escucho sus movimientos en la huida.

Mientras suceden las cartas, mientras escucho tu voz,
los besos se me escapan como pájaros de la jaula
donde los alimentaba
con las esperanzas de un futuro siembre escurridizo.

Mi culpa. Mis golpes en el pecho. Mi culpa.
La desbandada de pájaros me entristece.
Lucho por mantener alguno.
La puerta es apenas una sombra,
la jaula es de arena de mar
lavada por las olas.
Tus besos: pingüinos de Magallanes.

Te he amado.

Has sido mi sueño, mi esperanza, mi noche en el día,
mi primavera en el invierno. Has vivido dentro de mí,
y mis letras te buscan, te llaman, te revelan mis
intimidades: te he amado.
Has sido un rencor contra mí mismo,
una rebelión contra mi propia existencia,
has sido la calidez de un beso
que todavía no se enfría de mis labios.

Te he extrañado todos estos días,
y me llena el pecho de orgullo el saber
que me has escrito alguna vez,
que me has dicho "te quiero"
en momentos de solsticio,

que acaso me has amado también.

Miré la luna anoche. Miré el firmamento,
y te he dicho
eso que sabes.
Te amaré siempre.
Porque eso que mora y que florece,
no puede ser sino la continuidad de un sentimiento
que encontró en nosotros el espacio entre el ayer
y el mañana.

Siempre.

en temor. en oscuridad. en ansiedad. en dolor. en enfermedad. en ausencia. en felicidad. en el ahora. en el horizonte. en el canto de un petrelillo. Y en el aullido del mar.




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jueves, abril 17, 2008

CERA LIQUIDA

Cera líquida

Daniel Navarro




 

Frente a mí,
tu desnudez enciende
la noche

de mi habitación, nuestra,

intensamente.

Tus brazos
mis brazos, me rodean

mi espalda y tus piernas,

que me atrapan la cadera,
 que están fuertes,
conteniendo.

Es un inicio de luna,

y de amarnos,

 derramamos
cera líquida,

roja,
transparente,
blanca,

cubriendo nuestros cuerpos,
encendiendo.

Cera nuestra, brillo de piel,

 arde,
cera,
arde,
cera,
arde,

impregna de aroma
vientres, vidas


Arde,
cera,
arde,
consume,

lanza al cielo
pirotecnia, susurros, magia,

 y envuelve con tus colores
iridiscentes.


Cera líquida, tú:

 cera viscosa,
materia de fuego,

 arde nuestros cuerpos
por dentro,

que la luz no se extinga,

 que no se apague el fuego,

 árdenos para siempre,
ella, yo, combustible,

 follaje seco inmolado

 eterno,

bañados
por la fuerza, el fulgor,

 el fuego que alimenta.


Cera líquida,
arde por tiempo en siempre,

 y después que los cuerpos
cenizas con aroma sean,

la brisa,
una noche de septiembre,

nubes, tormentas, relámpagos,

detendrá,
y leve viento

 generoso,
cubrirá las huellas
de la arena sobre el mar.









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TU BATALLA PERDIDA

Tu batalla perdida


Daniel Navarro


Si la manzana de Newton

fuera más ligera,

no le habría tocado su cabeza,

ni se hubiera lanzado el genio

a su loca aventura

por la Gravitación Universal.

Si hubiera sido vegetariano,

terminaría la dichosa fruta

en su plato matinal…

Pero la manzana quedó ahí,

viendo el paso del tiempo.

La Física emergió

de las semillas de manzana
germinadas;

Se inventaron resortes,
palancas,

y otros artefactos

raros y novedosos.

Hasta que alguien inventó

un adminículo frío y sincero

como el espejo:

el aparato para medir el peso.


Con ese invento
coartaron 
tus sueños
de quesadillas y antojos

y te mira divertido
y atestigua

tu batalla perdida,

y traduce en kilogramos

tus escapadas,
a hurtadillas,

con la glotonería.









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PIRÁMIDE DE UXMAL

Pirámide de Uxmal


Daniel Navarro



Quiero morir en julio

bajo el embrujo del escorpión 
volando
en el cielo nocturno,

luz de un cuarto creciente.


Sentirás mi alma errando

cuando levantes la mirada
y veas 
al papalote dirigido hacia la luna.

Entenderás mi intento,

comprenderás mi locura del tiempo,

recibirás mi amor ignorante y primitivo,

solitario,
inacabable.


Habla en silencio,

amalgama tu voz al enigmático 
canto
de las ranas y las chicharras,

sonríe a la distancia y quizás

percibas mi olor a bugambilias

resquebrajadas en flor
por la lluvia.







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ABECEDARIO

Abecedario
Daniel Navarro


En los días vividos

del abecedario,
hemos

Amado,
Bebido,
Cancelado Días Enteros,
Fijándonos,
Gustándonos,
Horadando Intimidades,
Juntando Kilogramos,

(Lamentándolos),
Muriendo Nosotros,
letras extrañas,
Oyendo Piano,
Quizás Rezando,
Sintiendo Tus Únicas 
Verdades,
dobleú,
equis,

Y

cuando la última letra 
del abecedario llegue,

aquella que empieza con la primera,

Amor,
Adiós…

¿me lo dirás?







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miércoles, abril 16, 2008

DESDE EL FIN DEL MUNDO

Desde el Fin del Mundo
Daniel Navarro


Este año transcurre (anida en otro nuevo)
mientras existas habrá (color en cada rincón del cielo)
mientras exista yo vivirán (las esquinas un instante de luz)
¿Tendremos acaso el momento (juntos)
en un punto a la orilla de este planeta?
(sobre nuestro cuerpos)
escribir el prometido
("Diario:
Letras vivas
desde el fin del mundo").


martes, abril 15, 2008

LAS FLORES DE REFORMA

Las Flores de Reforma
Daniel Navarro


Un abismo, un tren, un visionario. Invariablemente tres. Me atrae el precipicio, el dramaturgo y el sueño.
Dos. Milenario y efímero.
Uno. Ahora me lees.
La nada. Un retroceso hacia el ayer me indica que hay cosas que no se han cumplido.

Veamos.

Tres.-Un hombre se quiso a sí mismo tanto que se olvidó de los demás. La mujer que estaba a su lado era su madre. Pero tampoco lo veía, porque se quería demasiado a sí misma. Y se olvidó de su hijo. Afortunadamente, un gato veía la televisión, y se entretenía viendo videos de Animal Planet. Aprendió poco a poco. De tanto mirar la televisión aprendió (al menos en teoría) a cazar monos y cocodrilos. Supo de los recovecos de las planicies africanas y del Amazonas.

Dos.- Una pareja se asciende con las confesiones de un amor perdido. Ella, alimentando el deseo de volver a ver su sonrisa. Él, de mirar lo que sucede en el siguiente párrafo. No hay secuencia, la historia es tan predecible.
Variar el movimiento.
Hacer girar la tierra.

Uno. Ahora escribo a una persona que viaja. Martes. Mirará una montaña, una curiosidad geológica reminiscente de los árabes y de la conquista de España.

Ayer admiraba a Gengis Khan. Hoy siento su historia recorrer el cuerpo geográfico de un sueño. Se me cae la dentadura de los golpes que me propina, pero lo veo desfallecer. Venzo en la batalla. Imperio Mongol.

¿Cuándo volveremos a vernos?

Una flor marchita, un narciso, tres o cuatro en realidad. Así es la coincidencia. Tres o cuatro escritorios en un edificio de Polanco. Las flores secas, los bulbos. La amistad es como esas historias que se cuentan en momentos no anticipados. Historias verdaderas o ficticias. La amistad es impredecible.

Miro con cierto alborozo que las flores se han ido de Reforma.

¿Dónde están?

Había una vez un silencio.

Lo interrumpió tu estornudo.

Y me dedico a contarte historias que no tienen sentido.

Oh, la vida.

LA VENGANZA

La Venganza
Daniel Navarro



El amor es ese estadio en el ciclo vital de un organismo que a veces está en su forma habitual, y a veces como disfraz.
En su forma habitual, el estadio amoroso es aquél en el que la identidad se trasmuta, los nombres se pierden de manera voluntaria.
Es parecido a la guerra, ya que se conquistan nuevos territorios y se defienden con la vida los pedazos apropiados.
Es parecido a la tregua, porque la bandera blanca, cuando se ondea, usualmente se respeta.
Es parecido al asesinato, ya que la víctima puede oponer resistencia y la única manera de doblegarla es privándole de su existencia. Es parecido a una corrida de toros, en donde aquél que esgrime la espada, vence.
Y también es parecido al olvido, porque una vez que se concluye el estadio, duele.
Es cuando sin misericordia, acomete la nostalgia, que no es otra cosa sino la venganza disfrazada de ese sentimiento que denominamos amor. Y da pelea.

Yo. Parece que empecé las cosas al revés, con más nostalgia que amor, con más deseo de pelea que de paz. He querido doblegarme a mí mismo. Y al escucharte decir tu nombre, me lleva con urgencia, como dice el poeta, a preguntarme:
"Compañeros poetas, tomando en cuenta los últimos
sucesos en la poesía, quisiera preguntar, me urge",

¿cuál es mi nombre?

Y da pelea.






P.S. Las palabras entrecomilladas provienen de "Playa Girón", Silvio Rodríguez.

Acerca de mí

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Cancún, Mexico
Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.