domingo, noviembre 04, 2007

BOSQUE CARDINAL


Bosque cardinal
Daniel Navarro


la ciudad con la que hablo cuando no hablo con nadie
y que ahora me dicta estas palabras insomnes

Octavio Paz, Hablo de la ciudad


Yo, desgarrado, exhausto de mirar estatuas de bronce en los laberintos de una ciudad lóbrega, convertido en mudo testigo de escenarios distantes, ajenos, con colores que ahora ya no reconozco, “--Regresa”. Sin haberte olvidado, te recuerdo al encontrar un pedazo de papel ajetreado por el viento, en el rojo letrero, en la cadavérica luz de centros comerciales habitados por espectrales roedores, ropa en jirones y roídos sombreros invisibles. Al poco de dejarte, el amor aquel que buscaba en otros muros, se desvaneció como imagen polvorienta, porque nunca había sido, jamás fue. “--¿Me olvidaste?” Los dos lo sabíamos de antemano.

Camino vencido, la ciudad que antes amé, ahora me expulsa. No tengo otra opción que aceptar que te necesito cuando no hay otra cosa mejor, cuando tu cuerpo es el único calor para mi espalda, sólo cuando mis besos de dientes amarillentos desean cultivar semillas de palabras en tu tersa y virginal piel.

Y aquí estás.
Sola. Solos. Tú , yo, y nuestro bosque cardinal.
Gracias por encender la fogata.
Esperándome. Esperándonos.
El incienso.
Las palabras.
El reencuentro.

Mas no transcurre mucho espacio.
El humo y sus fractales.
Los giros de la naturaleza.
Te doy la noticia.
Yo, hoy, como antes, me voy otra vez. Anhelo un universo que me abrigue en los tiempos nuevos, en la brizna de horizonte que apenas vislumbro.

No te detengas, beso. Anda. Mira eso que te atrae, caricia. Entrega tu piel al azar del contacto que finalmente te llegará como palomas a la cornisa, “--Ámame siempre, mi cielo”.
Yo también te abandono –me dices.
Agridulce, sonrío: Así somos.
Tú también. ¿Hacia dónde vas?

¿Pronto?
No lo sé, mas nos volveremos a ver. Nos buscaremos cuando estemos una vez más, como ayer. Cuando el sueño que persigo resulte falso, vacío. Cuando mi amante ciudad me escupa. Cuando a ti algo te haga regresar.

Testigo o actor de un sueño imposible, marcando las esquinas polares de una felicidad que nos rehuye. Entonces regresaremos para volver a acomodar nuestros cuerpos, juntos, beso. Mirarás una fogata, caricia, la que habré encendido para esperarte, “ámame siempre, mi cielo”.
Nuestro abrigo-bosque alrededor. Lo único que permanece inalterable. Bosque de niebla.
Te vas.

Yo, miro a la que me espera.
A lo lejos.
Ciudad infecta.
Está inflamada de deseos.
Putrefacta.

Al decirnos adiós, me perfilo con respiración azarosa y gris, hacia mi amante, justo cuando sus cadavéricas luces me seducen.












arte gráfico: "árboles en ciénegas". Lili Diaz. avrilphoto.

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Acerca de mí

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Cancún, Mexico
Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.